Sobres por aquí y por allá ... |
Nunca me gustaron los abusos ni las
injusticias, ni en el patio del colegio ni en la vida de los mayores.
Tampoco nunca me gustó la pasividad ni la resignación, y tengo que
decir que eso era ir contracorriente en aquellos tiempos. Por todas
partes el sistema me inculcaba lo contrario: Había que preocuparse
solamente por uno mismo, por obtener lo que quieres, aún a costa de
pasar por encima del semejante.
Durante todos estos años he intentado
comprender como funcionaba todo esto y he visto que las 'influencias'
y la 'prevaricación' determinaban cada uno de los áspectos de la
vida social. Desde obtener un trabajo hasta una cita en la seguridad
social, todo era más fácil y rápido si tocabas las teclas
adecuadas. Nunca me gustó, pero tuve que convivir con ello. Si no lo
hacías, eras un tipo raro. 'Todo el mundo lo hace, ¿Por qué no lo
iba a hacer yo?', decían a mi alrrededor.
¿Alguien los ha visto? |
Hasta en el último rincón de la
administración, en el culo de este putrefacto estado español, el
último mangante traficaba con sus influencias y se enrriquecía a costa del erário
público y los llamados 'fondos sociales europeos', lo contrario era
'la excepción'. 'Yo haría lo mismo', era el pensamiento general. Lo
estábamos viendo y o bien por complicidad, o bien por resignación
lo dejamos pasar.
Yo no veo ná ! |
Nosotros, la clase trabajadora,
renunciamos a nuestra dignidad de clase queríendonos creer aquella
pantomima de la 'clase media', todavía hay quien insiste en este
concepto. Haciamos horas extras que se cobraban en negro para pagar
la hipoteca y las letras del coche, íbamos bien vestidos y tirábamos
la comida a la basura, no faltaban vacaciones, veíamos el futbol en
los estadios y en grandes televisores. Antes eso que 'comerse la
cabeza' con injusticias que afectaban a otros. No nos dábamos cuenta
de que esas injusticias no sólo eran indignantes, si no que
acabarían afectándonos a todos y cada uno de nosotros.
Si queremos que las cosas cambién, más
nos vale emprender un auténtico proceso de cambio. Una auténtica
regeneración moral, social y personal. El sistema está podrido,
todo él es corrupción y nosotros, cada uno de nosotros, lo
sostenemos con nuestra complicidad o con nuestra resignación.
Solamente espero que merezcamos un futuro mejor.
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